Un camino de hierro
La línea Madrid-Aranjuez se ideó como parte de un proyecto
mayor: el de unir la capital con el Mediterráneo. Pero acometer
esta empresa de una sola vez era de todo punto impensable y se
decidió construir este primer trayecto. Y el destino de aquel
primer tramo era claro: Aranjuez, lugar de estancia primaveral
de la corte regia.
La inauguración de la nueva línea, impulsada por el Marqués de
Salamanca, se celebró el 9 de febrero de 1851, y fue toda una
fiesta popular con la Reina Isabel II a la cabeza. La longitud
de la línea era de 49 kilómetros y su trazado se conserva
prácticamente íntegro. Por indicación del marqués de Salamanca
se prolongó la vía desde la primitiva estación de Aranjuez hasta
la Puerta de Damas del Palacio, y cuenta la leyenda, con los
últimos carriles de plata.
La entrada en servicio de esta segunda línea peninsular contó
con gran aceptación entre la población, fundamentalmente por el
envío de los productos de la huerta ribereña a Madrid,
destacando la fresa, producto por excelencia del Real Sitio que
da nombre al Tren.
En su ruta se pasa por las localidades de Getafe, Pinto, Valdemoro y Ciempozuelos, en un recorrido de suave descenso que pasa del valle del Manzanares a los de Jarama y el Tajo, sin más obras de fábrica especiales que los puentes que salvan estos tres cauces.
Estaciones de partida y de llegada: Delicias y Aranjuez
Madrid Delicias: de Terminal Internacional a Museo
El 30 de marzo de 1880 fue inaugurada la estación de las
Delicias. Ligada inicialmente al proyecto del Fc a Ciudad Real,
por diversas razones fue el Fc. de Madrid a Cáceres y Portugal
el que tuvo el privilegio de poner en servicio esta moderna
estación, la más monumental de aquel Madrid decimonónico y,
paradójicamente, hoy la más antigua estación capitalina en su
diseño original. Estación término, para cuya construcción se
siguió el proyecto del ingeniero francés Émile Cachelièvre,
cuenta con cuatro vías bajo una vasta marquesina metálica a dos
aguas de 170 metros de largo, 35 de ancho y 22,5 de alto. Toda
su estructura metálica fue construida en Bélgica. Los edificios
de servicio se disponían a los lados, dedicado uno a la entrada
de viajeros y otro a la salida. Contaba con las oficinas de la
compañía, y en su salida se disponían talleres y cocheras de la
empresa, actualmente todos desaparecidos. Si se conservan aún
los edificios de su estación de mercancías, en el lado norte,
pero ya destinados a diferentes usos no ferroviarios. Destaca la
sencilla pero elegante construcción en ladrillo que alterna
colores, con un regusto neomudéjar muy al uso por entonces
Tenía conexión con el Fc. de Contorno de Atocha a Príncipe-Pío,
y fue la cabecera de los servicios que conectaban Extremadura y
Portugal con la capital del España. En 1941 tras la Guerra Civil
fue integrada en Renfe, y las sucesivas reformas del mapa
ferroviario madrileño hicieron que en 1969 dejara de prestar
servicio comercial. Fue salvada para su uso como sede del Museo
del Ferrocarril de Madrid, desde el año 1985.
La estación de Aranjuez
La primera estación estaba junto al Palacio Real, en el Raso de
la Estrella. Edifico en “U”, era una muy modesta estación
término en la cual los trenes con destinos más remotos tenían
que invertir marcha. Esto hacía que desde la década de 1880 se
contemplara una nueva estación. De hecho, se llegó a construir
una vía pasante con estación propia cerrando el triángulo de
vías para trenes que continuaban ruta.
En 1915 resurge el proyecto de edificar una nueva estación para
Aranjuez, sin embargo las obras no llegan hasta el año 1923. En
este año se levanta un edificio de nueva planta de noble
factura. Esta nueva estación, que cambió de emplazamiento, es un
lujoso edificio de estilo Neomudéjar, realizado en fábrica de
ladrillo con doble altura y destaca su imponente vestíbulo de
alto techo con un bello artesonado luminoso del que cuelgan
cinco lámparas anulares de hierro forjado. Su arquitecto fue
Narciso Clavería, autor también de la bellísima estación de
Toledo.
En 1989-90, con motivo de las obras de remozamiento efectuadas,
quedaron al descubierto en el paso inferior de los andenes una
serie de azulejos, salidos del taller cerámico de Marigliano
(Madrid), que alicataron el referido pasadizo. Tanto en ese
paso, como en las basas de los pilares de la marquesina y la
decoración cerámica del vestíbulo, se repiten las siglas
entrelazadas de MZA."